El origen y dispersión de los humanos modernos fuera de África continúa siendo un tema de intensa investigación científica. Aunque los motivos exactos que impulsaron a nuestros antepasados a explorar más allá de los límites de lo conocido siguen siendo debatidos, recientes avances en la genómica están ayudando a responder preguntas clave sobre este capítulo fundamental de la evolución humana.
Esta semana, un conjunto de tres estudios publicados en la revista Nature ha aportado nuevos datos sobre la diáspora humana, concluyendo que los humanos modernos no africanos procedemos de una única población que salió de África hace aproximadamente 75.000 años.
Un Solo Origen para los Humanos Modernos
Coordinados por el genetista David Reich, del Instituto Howard Hughes de la Escuela de Medicina de Harvard, los estudios han empleado tecnología avanzada de secuenciación del genoma para analizar la diversidad genética de poblaciones de regiones poco estudiadas, como los aborígenes de Australia y Papúa Nueva Guinea.
Los resultados muestran que todos los humanos modernos no africanos descienden de una misma población ancestral que empezó a diferenciarse hace aproximadamente 200.000 años. Esta población originaria se expandió por el mundo hace unos 75.000 años, lo que respalda la hipótesis de un único evento de migración fuera de África, conocido como el modelo «Out of Africa».
Según Carles Lalueza-Fox, experto en paleogenómica del Institut de Biologia Evolutiva (CSIC-UPF), aunque los artículos no presentan una conclusión revolucionaria, la gran cantidad de datos nuevos permite refinar hipótesis previas sobre la diáspora humana.
El Origen del Pensamiento Simbólico
Uno de los aspectos destacados del trabajo liderado por Reich fue la investigación sobre el origen genético del pensamiento simbólico. Anteriormente, el arqueólogo Richard G. Klein había propuesto que una mutación genética específica reorganizó el cerebro humano, permitiendo el desarrollo de capacidades culturales avanzadas.
Sin embargo, los nuevos resultados refutan esta idea. En cambio, sugieren que los cambios en el comportamiento humano estuvieron más relacionados con adaptaciones a condiciones climáticas y cambios en el estilo de vida, en lugar de estar vinculados a una única mutación genética.
Diversidad Genética en Oceanía
El segundo estudio, que incluye la participación de investigadores del Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG-CRG) en Barcelona, se centró en la diversidad genética de Oceanía. Este es el primer análisis exhaustivo del genoma de 83 aborígenes australianos y 25 individuos de Papúa Nueva Guinea.
Los hallazgos muestran que los ancestros de los aborígenes australianos se separaron de las poblaciones euroasiáticas hace 58.000 años. Además, sus genomas contienen rastros de material genético de poblaciones arcaicas como los denisovanos y un grupo de homínidos aún desconocido.
Curiosamente, a pesar de su aislamiento milenario, el 90% de los aborígenes australianos habla lenguas de una familia lingüística que tiene apenas 6.000 años de antigüedad. Esto sugiere que una pequeña migración desde el noreste de Australia al centro del continente tuvo un impacto significativo, no solo en el material genético, sino también en el idioma. Los autores especulan que este movimiento pudo tener raíces religiosas.
Huellas de Migraciones Extintas
El tercer estudio, liderado por Luca Pagani, del Biocentro de Estonia, analizó el genoma de 150 poblaciones globales y se centró especialmente en los papuanos. Confirmaron que los papuanos y los euroasiáticos descienden de la misma migración africana, pero que los papuanos conservan en su genoma un 2% de material genético de una migración previa y extinta.
Perspectivas Futuras
A pesar de estos avances, aún quedan muchas preguntas por responder sobre la diáspora humana. Según un artículo de opinión en Nature, los investigadores Serena Tucci y Joshua Akey de la Universidad de Washington destacan que «herramientas estadísticas más sofisticadas» serán clave para desvelar más secretos sobre el pasado humano.
Conclusión
La investigación publicada en Nature refuerza la idea de que la humanidad moderna fuera de África tiene un origen común, pero también subraya la complejidad de las migraciones y las interacciones genéticas que ocurrieron posteriormente. Estos estudios no solo profundizan nuestro entendimiento sobre cómo nos convertimos en quienes somos, sino que también ilustran el poder de la genómica para reconstruir capítulos cruciales de la historia de nuestra especie.
Referencias
- Reich, D., et al. (2023). «Global Genetic Diversity and the Expansion Out of Africa.» Nature.
- Willerslev, E., et al. «Genomic Insights into Aboriginal Australian Populations.» Nature.
- Pagani, L., et al. «Tracing Ancient Migratory Routes Using Modern Genomics.» Nature.
- Tucci, S., & Akey, J. «Opinion: The Future of Human Evolutionary Genomics.» Nature.
- Lalueza-Fox, C. (2023). «Paleogenómica y la Dispersión Humana.» Institut de Biologia Evolutiva (CSIC-UPF).